Asunción (Paraguay), 25 de junio del 2012
Estimados
Hermanos y Hermanas
Muchos de ustedes sabrán por Fr. Rafael
Colomé o por los medios de comunicación, que en Paraguay estamos pasando momentos
de mucho dolor a causa de la violación al proceso democrático iniciado desde
hace años y lesionado ahora, de una forma descarada, desde el pasado viernes,
22 de junio del 2012, por parte de lo que consideramos fue un golpe de Estado
parlamentario en el que se destituyó al presidente del gobierno, Fernando
Lugo.
El
Senado destituyó a Lugo en un juicio político totalmente rechazado por una
ciudadanía a favor de esos cambios sociales que estaban abriendo camino a una
vida más digna para todos; por expertos
en derecho y por la comunidad internacional.
Abogados y abogadas del Paraguay confiables por su trayectoria honesta,
diligente y democrática calificaron el libelo acusatorio como una`` vergüenza
jurídica y espantosa´´, señalando que la mayoría de las expresiones plasmadas
en el documento eran subjetivas y sin ninguna lógica. Un ``juició´´ en el que
reinó la carencia de la fundamentación de las afirmaciones, hipótesis falsas e
insostenibles. Un juicio en que se
dieron pocas horas para preparar la defensa y en el que estaba dictada la
sentencia antes de que la misma expusiera sus argumentos. Un juicio impulsado
por un parlamento en el que bastantes de sus miembros no tienen ninguna
autoridad moral dada su larga trayectoria de corrupción conocida por toda la
ciudadanía.
En nuestro querido Paraguay (y América
Latina) está claro que hay un grupo de personas que se empeña en la búsqueda de
la igualdad social y otro al que no le interesa absolutamente nada la situación
de los pobres, haciendo ``por ellos´´ auténticas pantomimas porque tienen
responsabilidad política y social. La
postergación sistemática de una verdadera reforma agraria por parte de las
instituciones del gobierno ejercido por sus tres poderes, el acaparamiento de
grandes extensiones de tierra en manos de unos pocos, la irregularidad y el
fraude impune de miles de hectáreas de tierras mal habidas, blindadas por la
justicia y la complicidad del Parlamento, lo ponen de manifiesto. El enfrentamiento entre policías y campesinos
ocurridos en Curuguaty el pasado 15 de junio en el que murieron 17 personas y
que fue una de las cinco acusaciones a
Lugo en el juicio político, nos obliga a
preguntarnos seriamente quién puede estar detrás de todo esto con el propósito
de generar una inestabilidad que beneficie a sus intereses de poder económico y
político.
Afortunadamente, en medio de esa inaceptable situación
ocurrida en Paraguay, tuvimos el apoyo de la comunidad internacional. Los cancilleres de los 12 países que
conforman la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) estuvieron presentes en
Asunción y expresaron su total solidaridad para con el pueblo paraguayo y el
respaldo al presidente constitucional Fernando Lugo. También agradecemos el ánimo que muchos de
ustedes nos transmitieron a través de los correos recibidos.
En estos momentos y desde hace días un grupo
considerable de indignados (no necesariamente luguistas) respira un aire
contaminado y que enferma, busca espacios libres y sanos encontrándose en
algunas de las plazas y locales (TV pública Py) de nuestra ciudad en la que nos convocamos para expresar lo que
sentimos y establecer mediadas de acción pacífica a fin de conseguir la
restitución de nuestras autoridades y el retorno de la vigencia plena del
proceso democrático. Cosa nada fácil. Con amigos de nuestras comunidades
parroquiales y con algunos alumnos de las distintas facultades de la
Universidad Católica en la que trabajamos nos hacemos presentes, participamos y
apoyamos el compromiso de tomar en serio la construcción de un Paraguay mejor
Estoy y estamos convencidos que un país justo
y fraterno sólo se podrá construir si nos empeñamos sinceramente en reconocer y
defender el digno lugar que todos
merecemos ocupar como hijos e hijas de Dios en esta bendita tierra paraguaya.
Gracias por todo, recen por nosotros y para
que la gente buena siga haciendo el bien.
Que el Dios de la Vida y del Amor nos bendiga a todos. Una abrazo.
Fr. Ramón Figueras, Promotor de Justicia y Paz.
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